POEMA VI

Busco tu respiración
encuentro tu respiración
pero no te encuentro a ti
sino hasta cierta hora
cuando a mi izquierda muerdes una fruta
                              que madura en tus manos.

                                                                      Apareces
                                                                       gloriosa
como el albor de un caballo
como un Lilium haciéndose el amor en septiembre.
Y cierro las cortinas roncas
                 de tantas palabras no dichas.
Y nos acostamos
como hojas
a tajo abierto
sobre la cama
que avecina ser un ojo hirviendo de música.

Pronto tu desnudez se escribe en cursiva
al norte de mi astillada lógica
perpetuándose nuestro perfecto desorden puro
como aquel llanto
que nace en el recién nacido.
Creando el injerto
producto de la fricción de dos interrogantes.

Dadaísta.
Nómada
Metáfora lisiada.
Te desmenuzo los lunares con los dientes de mis manos
Y la palabra susurro cicatriza en mi oreja.
Bendito el concierto de oxígeno.
Bendito este poema des-haciéndose en tus andenes.
Bendito sean esos labios que guisan el lenguaje bajo el ombligo.

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