ARRITMIA

Te posas en mis vertebras
con la convicción de un cigarro cerrado.
Miras la edad del sol con el anonimato abierto.
Deambulas por los pasillos
          arañando mis paredes de trombón.
Ensucias las calles de mis manos
                los rehenes de mi boca
                    la boca de mis pasos.
Dibujas mi frente en tu frente
y olvido mi memoria en tu malecón.

Tú dices que la fotografía es un canto enjaulado.
                
                  —  El día está en mi costra
                    y en mi costra tu polen —

Yo digo que tus ojos son meridianos perdidos.

¿Has venido para contarme cómo te irás?

Te empozas en la bisagra de mi sexo
como el ruido en el lápiz

 sin lenguaje confeso.

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